Existen
diversas motivaciones de viaje, innumerables chispitas que nos encienden para
ingresar en este aventurero, sabio y misterioso mundo de “vivir diferente”. El
viajar por placer, por curiosidad, por mera distracción, hay viajes que
necesitamos hacerlos solos, viajes con amigos, con pareja, y hay viajes “en
otros”...
Estos son
aquellos en los que dedicas tu tiempo en función de necesidades externas,
aquellos en los que ayudas sin esperar devoluciones, en los que uno queda en
segundo plano y el instante pleno llega a ser aquel en el que te encuentras
contemplando la sonrisa de un ser a quien le hiciste bien, o una buena acción
realizada que toma forma. El mayor hallazgo es el momento en el que descubres
que aquello que diste, amor, dedicación, tiempo, se expande a tal punto que
regresa a uno multiplicado.
Hoy quiero compartirles
mi primer “Viaje en otros”…
Recorriendo
el sur Argentino y parte de Chile / Septiembre 2014
Eso respondí
cuando me llenaba de preguntas acerca de: ¿Cómo viajar?, ¿Qué necesitaba?, ¿Qué
iba a pasar con todo lo que dejaba?... muy pocas veces había utilizado su
tiempo para su uso personal. Estaba llena de cuestionamientos que nacían de su
ansiedad y curiosidad por el cambio. Un anhelo de años se estaba
materializando, iba a aceptar, a recibir un regalo de la vida. En ese entonces
también había lágrimas, pero eran de alegría y confortabilidad.
Partiendo
de ese escenario comenzó una nueva aventura, un nuevo viaje… con ella.
- ¿Cómo estás?,
¿tienes todo lo que necesitas?
Ser
anfitriona no es algo con lo que una persona “independiente”, “practica”, y
algo “solitaria” se sienta cómoda, una viéndoselas sola puede dormir en una
hamaca paraguaya y vivir de frutas, ¿pero el otro?, muchas veces nada me
parecía suficiente para devolverle toda la vida y el amor que me había dado,
quería llenarla de momentos felices, y pecaba perdiéndome en cosas banales.
De pronto
mi ego se sintió “grande” en su reflejo, retándola por querer ayudarme en “mi”
trabajo (ella estaba ahí de vacaciones, tenía que disfrutarlas). Cuando estaba
de mal humor porque algo no andaba bien ella intentaba hacerme reír con alguna
morisqueta o chiste inocente…
- Puedo
solucionar esto, yo puedo sola mamá.
Más importante
que eso fue lo pequeña y ridícula que me sentí observando con anhelo como ella
se emocionaba al ver su primer nevada, al verla saludando al sol que se asomaba
entre los picos de las montañas al amanecer… ella no necesitaba más.
A veces el
ser “grande” o “pequeño” solo depende del lugar desde donde uno se encuentra observando.
Cuando percibimos desde la humildad y el amor siempre se es pequeño, porque
siempre va a haber algo maravillosamente nuevo por aprender.
Los años,
nuestras memorias, las experiencias de vida, las responsabilidades, el crecer,
a veces nos van convirtiendo en seres más “serios y racionales”, y nos hacen
perder en medio de una vorágine de juicios y exigencias que no hacen más que
llenarnos de preocupaciones, todo esto nos nubla y nos impide asombrarnos
viviendo el “Hoy”.
Aquellos 20
días de viaje (aproximados), dejaron mucho más en mí que muchos de los que
había vivido anteriormente. Recorrimos hermosos lugares: Valdivia, Osorno,
Maicolpue, Frutillar, Puerto Varas, Puerto Montt, El Bolsón, Bariloche, Villa
La Angostura y San Martin de los Andes. Anduvimos en Bus, en lancha, en
aerosilla, caminamos kilómetros entre medio de arrayanes. Conocimos personas
muy especiales como Víctor y Sebastian, anfitriones de excelencia que hacen de
su hogar un lugar comunitario, regalándote mágicos momentos, llenos de charlas
y sabores, imposibles de olvidar, ¡gracias!...
Mamá
siguió enseñándome, me siguió dando aun cuando creí que era yo quien lo estaba
haciendo para con ella. Esa mujer con alma de niña saludando como reina a la
luna llena, agradeciéndole por estar ahí, haciéndole ojitos y sonriéndole
tímidamente como una adolescente siendo cortejada por su amor.
Les deseo a
todos el tiempo y los medios para vivir una experiencia de este tipo. Gracias por
esta aventura mamá, por enseñarme y permitirme conocerte más aún. Gracias por
tu tiempo mi eterna soñadora, ¡Te amo!
Aldy Malén (Hija)