Hoy, un
café con leche y canela, un cristal que me deja entrever.
El viento
danza con los árboles, como recuerdos jugando con el olvido.
El sonido
de mil gotas irrumpiendo sobre el suelo, sobre los techos
y el cielo
hablando en voz alta.
Un tiempo
atrás, el mismo día desde el aire,
los colores
de un arcoíris anunciaban buenos augurios.
Hoy, el
agua barre las hojas caídas para un nuevo caminar,
vislumbrando
un suelo de firmes aprendizajes,
familiarizándose
con el continuo e inexorable perecer de los momentos;
aquellos
que despertaron admiración por soñar y amar;
por
afrontar adversidades.
Este
"ahora" reboza de felicidad por ser conocedor,
por ser su
propio hogar y abrigo, sin tiempos ni espacios;
porque entiende
que cada vivencia es parte de un todo
y así
continuara perdiéndose, encontrándose en nuevos rumbos.
Porque la
vida no es más que espejismos de horizontes
que
aparecen y desaparecen iluminándonos de conocimientos.
Cuando se
es consciente de ello ya no se puede ignorar,
porque una
huella, emocionalmente vivida y magnifica,
queda
marcada en nuestra eternidad y todo cuanto nos rodee será nuestro reflejo.
Aldy Malén
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