Me enseño a escucharme, a distinguir intuitivamente que cosas podrían perjudicarme y que cosas no; o mejor dicho, en relación a que cosas, personas o situaciones me sentía bien, y en relación a cuales me sentía mal. Cuando no estaba en buenas condiciones simplemente debía dejarlo ir, o debía moverme en busca de aquello que cambiara mi estado, y me llenara.
Creo que esa fue una de sus mas grandes enseñanzas, hasta ahora. Aplicarla te hace ser consciente día a día de como y donde te encuentras, te hace vivir en el presente, no puedes escaparte, debes afrontar la vida y tomar cuantas decisiones sean necesarias para obtener cada día, uno o varios momentos plenos.
Por esto hoy me encuentro en Palenque, con amigos de viajeros, dando una vuelta por México. Playa del Carmen duro 2 meses, aprendí diversas cosas allí En mis ultimas semanas de estadía me sentía controversialmente desconectada a la realidad que ella reflejaba, diferente a la de un comienzo. Esta era una realidad carente de simpleza, directamente ligada a la temporada alta del lugar, llena de todo, pero a la vez vacía de contenido, superficial, una cultura predicada por extranjeros. No estaba en México no estaba en la tierra, no estaba cosechando, no estaba aprendiendo, por mas que intentara aislarme y conectarme, no lo sentía verdadero, y no puedo mentirme a mi misma, por eso... Me Moví.
Vuelvo a crecer, vuelvo a aprender, a experimentar, basándome exclusivamente en mi predisposición al destino, en el no-temor a los cambios. Muchas veces buscamos que la vida nos sorprenda, y nos olvidamos que la premisa de la sorpresa radica específicamente en la no-búsqueda, en la no-espera, en poseer la suficiente libertad de mente para afrontar lo desconocido, caminar siguiendo nuestras intuiciones, sin conocer el camino.
Me sorprendí en Coba, observando desde el templo mas alto la inmensidad de la selva.
Me sorprendí en Tulum, cuando dentro del mar no podía dejar de mirar hacia las ruinas que se encontraban detrás de mi, estaba inmersa en la grandeza del lugar
Me sorprendí en Bacalar, con el verdadero paraíso que es la laguna de los siete colores y su entorno, observándola desde la carpa al despertar.
Me sorprendí ayer en la selva que rodea las majestuosas ruinas mayas de Palenque observando como convivían en un mismo árbol monos, una ardilla, un tucan, un pájaro carpintero, otras aves, que no dejaban de ser menos por no conocer sus nombres, y tantas otras vidas que no llegamos a percibir e imaginar siquiera.
Me sorprendí hoy amaneciendo con el aullar de los monos, en una palapa, en una hamaca paraguaya, rodeada de selva.
También me sorprendí conociendo un pueblo humilde en medio de la selva, costeado por una gran cascada de agua transparente...
Aldy Malén
Anónimo | 19 de enero de 2013, 8:24
Aldi! Que interesante todo lo que decis! Hay que tener valor para afrontar los cambios, y vos lo tuviste al irte, al dejar Playa del Carmen, asi que ahora a seguir! Te mando un abrazo gigante y sabe que admiro todo lo que estas haciendo! Y la conciencia y el lugar desde donde lo encaras. besoooo! Leo