El último destino de aquel fue Puerto Escondido. El
imponente pacifico, el perfecto cierre, su gente, el mar, su fuerza, sus
interminables olas, la magia de su atardecer. Encantador, y a la vez peligroso… como la vida.
Estaba observando el final de un recorrido, y enfrentándome a la incógnita de una vuelta próxima.
En ese camino me conocí un poco más en relación con el
entorno y las relaciones. Me descubrí extrañando, débil por momentos, dependiente
sentimentalmente. Me encontré con la soledad, pero esta vez sin escogerla, añore
el amor real de la gente que solo te entiende con una mirada, entendí su gran importancia.
Quise en poco tiempo, ignore prejuicios, conseguí entender, aceptar y superar
cada sentimiento como el momento me enseñara, sin correrlo. Agradezco a la vida
el haberme puesto en compañía de personitas tan especiales para compartir ese
viaje, de todos me llevo una enseñanza, de todos aprendí, ¡gracias por su
paciencia depositada en mi locura!
Hoy sigo sin un claro rumbo, llena de opciones de vida, algo
rebelde al destino. Consigo “avanzar” en algunos aspectos sociales, pero estos
reflejan una realidad que cada vez es más lejana a mi ser. El apostar por algo
real y verdadero se hace difícil en esta ciudad de Show montada en su mayor
parte para una audiencia que busca una desconexión interior. Los personajes de
este “Truman” deciden por mí el complotar para alejarme de una de las pocas
vivencias que no me resulto de ensueño en mi estadía, y yo solo quiero desesperadamente
mostrarles que ese horizonte que ellos me crean e imponen como único y
verdadero es falso. Pueden llamarme loca, terca, masoquista, pero si algo tengo
en claro es que estoy donde estoy porque por primera vez en mi vida confíe en mí,
en mi corazón, vencí los límites de mi cultura primaria, y muchos de los
orgullos que hoy despierto no fueron precisamente gracias a hacer lo que todos
consideraban “correcto”. Ese mismo corazón contestatario hoy me lleva a creer, y
a sostener que detrás de ese horizonte hay vida, simplemente porque él es el único
testigo de lo que siento.
Aldy Malén
virginia | 18 de marzo de 2013, 16:27
increible aldy lo q escribiste...no pares nunca y dale para adelante con tus sueños!! sos una grossa!!!